La campaña de alfabetización en los campamentos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en Haití expande su cobertura entre los damnificados, esta vez en Jacmel, donde el sismo sepultó cientos de estudiantes.
A las aulas en el asentamiento de emergencia Francisco de Miranda, en esa ciudad del sur haitiano, asisten 243 iletrados, de ellos 95 niños de entre cinco y 13 años.
De acuerdo con la profesora cubana Daylis Bandera, asesora del programa Yo sí puedo, los pequeños acuden a clases en horas de la mañana, en tanto los adultos lo hacen en la tarde.
"Están entusiasmados con el plan de estudio, la alfabetización está fluyendo, les gusta mucho, estamos trabajando, tenemos todos los materiales necesarios para aplicar el método Yo sí puedo, en creole", precisó la asesora.
Según Bandera, el programa se aplica con la participación de 10 instructores haitianos, a quienes se les denomina facilitadores, pues son los que en la práctica atienden directamente a los iletrados. Los cuatro que trabajan con los niños son maestros de profesión.
"Yo estoy muy feliz, por los cubanos que vienen a ayudar para que nosotros estudiemos, porque todas las escuelas están destruidas", comentó Sahoulin Bonton a Prensa Latina.
Confiesa el pequeño, de 10 años de edad, que casi había aprendido a leer y a escribir cuando el sismo echó abajo su colegio, pero quiere seguir yendo a clases, por eso se incorporó al Yo sí puedo.
"Creo que las cosas que me faltan me van a entrar en la cabeza ahora", expresó sonriendo, mientras hojeaba la cartilla.
La campaña de alfabetización en los campamentos del ALBA comenzó semanas atrás en los primeros dos asentamientos de este tipo, ubicados en Leoganne: el Simón Bolivar y el Alexandre Pétion, cada uno con capacidad para dos mil refugiados, mientras que en el campamento de Jacmel suman más de tres mil las personas que recibieron cobija tras el terremoto.
En el trabajo con los niños en esas comunidades, cuyas tiendas de campaña y abastecimientos son suministrados por la Fuerza de Tarea Conjunta Haití, enviada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, también es importante la labor de rehabilitación psico-social que desarrolla la misión médica cubana.
"Es un escenario que aprovechamos con juegos, lecturas comentadas y dibujos, incluso evaluativos, ya que el niño expresa muchas cosas con sus trazos", comentó el psiquiatra Carlos Rodríguez, miembro de la brigada Henry Reeve.
Los 95 niños del programa de alfabetización en el campamento de Jacmel también están inmersos en este plan, que en varias zonas de la ciudad comenzó hace unas semanas, y ya abarca allí a unos dos mil infantes.
Las labores de enseñanza en la devastada urbe son muy valoradas por las autoridades, que vieron tronchados con el sismo los sueños de futuros profesionales, que en un futuro brindarían sus servicios a la comunidad.
El terremoto fue un golpe fatal para Haití, pero para Jacmel resultó muy trágico, ya que de los 396 muertos de la ciudad, 222 eran estudiantes universitarios de diferentes disciplinas, entre ellas agronomía, finanzas, ecología y medicina, precisó a Prensa Latina el senador Joseph Lambert.
"Es muy trágico para nosotros, porque la nueva generación de técnicos que estábamos formando pereció", comentó el legislador, uno de los tres representantes de Jacmel en la cámara alta de la Asamblea Nacional.
La historia de Jacmel está indisolublemente unida a la de Venezuela, y por consiguiente, a la del ALBA, recordó el congresista.
La bandera del país suramericano fue creada por el precursor de la independencia, Francisco de Miranda quien la izó por primera vez en su buque insignia, el "Leander", en el muelle de esa ciudad el 12 de marzo de 1806, como parte de su expedición libertadora.
El 8 de diciembre de 1816, el libertador Simón Bolívar emprendió la segunda expedición de Los Cayos, conocida con este nombre, aunque salió del puerto de Jacmel. En esa ciudad se alojó durante 12 días Bolívar en la casa de la familia Christ.
En opinión del senador Lambert, esos vínculos históricos están presentes.
"El terremoto no es el fin de Haití, trabajaremos con la dignidad de este pueblo y con sus amigos del ALBA: Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y otras naciones, en una cooperación que se manifiesta sin armas y se hace de corazón", subrayó el legislador.
Font: Enrique Torres, enviado especial, 24-2-2010, Radio La Primerísisma
A las aulas en el asentamiento de emergencia Francisco de Miranda, en esa ciudad del sur haitiano, asisten 243 iletrados, de ellos 95 niños de entre cinco y 13 años.
De acuerdo con la profesora cubana Daylis Bandera, asesora del programa Yo sí puedo, los pequeños acuden a clases en horas de la mañana, en tanto los adultos lo hacen en la tarde.
"Están entusiasmados con el plan de estudio, la alfabetización está fluyendo, les gusta mucho, estamos trabajando, tenemos todos los materiales necesarios para aplicar el método Yo sí puedo, en creole", precisó la asesora.
Según Bandera, el programa se aplica con la participación de 10 instructores haitianos, a quienes se les denomina facilitadores, pues son los que en la práctica atienden directamente a los iletrados. Los cuatro que trabajan con los niños son maestros de profesión.
"Yo estoy muy feliz, por los cubanos que vienen a ayudar para que nosotros estudiemos, porque todas las escuelas están destruidas", comentó Sahoulin Bonton a Prensa Latina.
Confiesa el pequeño, de 10 años de edad, que casi había aprendido a leer y a escribir cuando el sismo echó abajo su colegio, pero quiere seguir yendo a clases, por eso se incorporó al Yo sí puedo.
"Creo que las cosas que me faltan me van a entrar en la cabeza ahora", expresó sonriendo, mientras hojeaba la cartilla.
La campaña de alfabetización en los campamentos del ALBA comenzó semanas atrás en los primeros dos asentamientos de este tipo, ubicados en Leoganne: el Simón Bolivar y el Alexandre Pétion, cada uno con capacidad para dos mil refugiados, mientras que en el campamento de Jacmel suman más de tres mil las personas que recibieron cobija tras el terremoto.
En el trabajo con los niños en esas comunidades, cuyas tiendas de campaña y abastecimientos son suministrados por la Fuerza de Tarea Conjunta Haití, enviada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, también es importante la labor de rehabilitación psico-social que desarrolla la misión médica cubana.
"Es un escenario que aprovechamos con juegos, lecturas comentadas y dibujos, incluso evaluativos, ya que el niño expresa muchas cosas con sus trazos", comentó el psiquiatra Carlos Rodríguez, miembro de la brigada Henry Reeve.
Los 95 niños del programa de alfabetización en el campamento de Jacmel también están inmersos en este plan, que en varias zonas de la ciudad comenzó hace unas semanas, y ya abarca allí a unos dos mil infantes.
Las labores de enseñanza en la devastada urbe son muy valoradas por las autoridades, que vieron tronchados con el sismo los sueños de futuros profesionales, que en un futuro brindarían sus servicios a la comunidad.
El terremoto fue un golpe fatal para Haití, pero para Jacmel resultó muy trágico, ya que de los 396 muertos de la ciudad, 222 eran estudiantes universitarios de diferentes disciplinas, entre ellas agronomía, finanzas, ecología y medicina, precisó a Prensa Latina el senador Joseph Lambert.
"Es muy trágico para nosotros, porque la nueva generación de técnicos que estábamos formando pereció", comentó el legislador, uno de los tres representantes de Jacmel en la cámara alta de la Asamblea Nacional.
La historia de Jacmel está indisolublemente unida a la de Venezuela, y por consiguiente, a la del ALBA, recordó el congresista.
La bandera del país suramericano fue creada por el precursor de la independencia, Francisco de Miranda quien la izó por primera vez en su buque insignia, el "Leander", en el muelle de esa ciudad el 12 de marzo de 1806, como parte de su expedición libertadora.
El 8 de diciembre de 1816, el libertador Simón Bolívar emprendió la segunda expedición de Los Cayos, conocida con este nombre, aunque salió del puerto de Jacmel. En esa ciudad se alojó durante 12 días Bolívar en la casa de la familia Christ.
En opinión del senador Lambert, esos vínculos históricos están presentes.
"El terremoto no es el fin de Haití, trabajaremos con la dignidad de este pueblo y con sus amigos del ALBA: Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y otras naciones, en una cooperación que se manifiesta sin armas y se hace de corazón", subrayó el legislador.
Font: Enrique Torres, enviado especial, 24-2-2010, Radio La Primerísisma
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