El Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (AdA) se firma luego de tres años de negociaciones. Fue un acuerdo de mínimos, insípido, inspirado en el Tratado comercial con Estados Unidos, un acuerdo que significará para la región la defunción definitiva de la industria existente y la redefinición del papel de exportador neto de recursos naturales y bienes primarios en la gran división internacional del trabajo que lleva a cabo el sistema del capitalismo neoliberal en crisis.
Al final la presión de España y el entreguismo de nuestros gobiernos ha permitido un Acuerdo de Asociación, que favorece a las grandes empresas transnacionales que son los grandes ganadores de este acuerdo. Unión Fenosa -Gas Natural, Telefónica, Dragados, Iberdrola, Repsol, Alcatel, Bayer, Siemmens, Entel, y toda una serie de grandes corporaciones ligadas a mega proyectos energéticos, seguros, banca, industria y construcción deben estar felices, satisfechos de la labor de la diplomacia española que presionó hasta el último momento para que la firma de este Acuerdo fuera el único logro tangible que hoy pueden exhibir Zapatero.
La oposición seguirá. No existe otra alternativa para un modelo depredador que ha demostrado su ineficiencia para responder a la demanda de la ciudadanía y el bienestar de los pueblos. Los gobiernos que firman este acuerdo deben de estar conscientes de está situación. Hoy la política internacional ha dado un paso significativo en la reconfiguración del sistema capitalista mundial. Hoy en lugar de que los pueblos refunden el capitalismo, estamos asistiendo a la reconstrucción del capitalismo bajo una nueva lógica de acumulación y despojo. La crisis la pagaremos todos, especialmente los pobres y España le apuesta con este Tratado, recomponer su economía a partir de lo que logre en Centroamérica sus empresas. La nueva conquista europea de Centroamérica se inicia con la firma, hay que esperar la reacción de los pueblos ante tanto despropósito.
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